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Capítulo I

西厢记故事(西班牙文) 作者:腾建民


Capítulo I

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En el suroeste de la provincia china de Shanxi había una antigua ciudad llamada Puzhou. Estaba en la prefectura de Hezhong, en el fértil curso medio del río Amarillo, que presume de majestuosas cadenas montañosas y ríos remansados. Rica en recursos naturales, la región producía una miríada de productos valiosos. Como Hezhong hacía frontera con las tres provincias de Shanxi, Shaanxi y Henan, era una ruta clave para los que iban y venían de la capital de la dinastía Tang, Chang'an y las ricas provincias de Hebei y Shanxi. Además, Hezhong era la base del ferri Fengling, uno de los ferris más importantes del río Amarillo durante la dinastía Tang (618-907d. C.). La prefectura atraía por ello a muchos oficiales del gobierno y ricos hombres de negocios, convirtiéndola en un próspero y vibrante mercado. Las calles estaban constantemente abarrotadas con grandes multitudes de mercaderes, alconeros, viajeros, monjes, soldados y carteristas ocasionales.

En Hezhong se encuentra el Templo de la Salvación Universal, un templo real construído para Wu Zetian –una emperatriz de la dinastía Tang, la única de la historia china– en el que esta ofrecía sacrificios y quemaba incienso a Buda, junto a monjes y peregrinos que venían de lejos a hacer profesión de su fe. El incienso se quemaba de día y de noche durante todo el año, envolviendo el templo con un halo de belleza mística.

Posteriormente, el templo se derrumbó y el difunto Primer Ministro Cui, actuando por orden de la corte, supervisó su reconstrucción. El abad del templo resultó ser el monje que tonsuró a Cui. A pesar de las multitudes de adoradores que atestaban el templo constantemente, los monjes llevaban, sin embargo, una vida serena y pacífica.

Un día, dos peregrinas llegaron acompañadas de dos sirvientas. Eran la esposa del difunto Primer Ministro, Madame Cui y su única hija, Yingying, de 19 años. Era una fuente de talentos, inteligente y capaz, hábil en todo lo que se esperaba de una dama bien educada: bordado, poesía, caligrafía y mucho más.

Como era costumbre de su época, sus padres eran responsables de organizar su matrimonio. Cuando su padre aún vivía, la prometió a Zheng Heng, hijo mayor del Secretario Imperial y sobrino de Madame Cui. Todo el mundo consideraba el matrimonio una pareja perfecta. Sin embargo, el Primer Ministro Cui falleció antes de poder llevar a cabo la ceremonia de boda. Como hija devota, Yingying se puso de luto por su difunto padre. Durante este tiempo no se podían llevar a cabo preparativos de boda y se pospuso la ceremonia.

Entre el séquito de Madame Cui y Yingying había una doncella inteligente y astuta llamada Hongniang. Habiendo servido a Yingying desde su niñez, su relación era como de hermanas. En el grupo también había un joven sirviente llamado Huanlang.

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Al abad Faben le pilló por sorpresa la visita de Madame Cui y Yingying, y salió corriendo al patio a recibirlas. No habiendo sido aún informado de la muerte del Primer Ministro, se vio sorprendido de ver a la mujer vestida de luto. Poco a poco se enteró de la muerte y de que las enlutadas escoltaban su ataúd a la tumba familiar de la ciudad de Bolin, en la provincia de Hebei. Sin embargo, el viaje de Hezhong a Bolin era largo, y solo había cuatro personas. Deseosas de un pequeño descanso, suplicaron al abad que aceptara el ataúd en el templo y les permitiera permanecer un poco de tiempo. Mientras esperaban, enviaron una carta al novio de Yingying pidiéndole que les acompañara el resto del camino. El abad arregló inmediatamente que se quedaran en un grupo de habitaciones tranquilas llamadas Pabellón del Oeste.

Entonces era finales de primavera. Un día, dejaron de venir peregrinos a quemar incienso y el templo se sumió en un silencio absoluto. Al observar la escena solitaria, Madame Cui se sintió llena de intensa melancolía y soledad. Cuando su esposo estaba vivo habían vivido en una casa extravagante llena de lujos: ropas de seda de colores, comida a la carta y cientos de sirvientes y guardias. Cuando comparaba su anterior vida de opulencia con su actual estado de luto, con solo un puñado de personas de las que disponer, no pudo evitar sentirse desolada y enferma en el fondo.

Como hija única, Yingying era la niña de los ojos de su madre. Desaparecido el padre, se convirtió en la única en la que podía apoyarse su madre. Sin embargo, su propio sufrimiento por la muerte de su padre y la intranquilidad por el retraso de la boda le provocaba mucha infelicidad. Notando el estado de su hija, Madame Cui cada vez estaba más preocupada y ansiosa. Viendo lo tranquilo que era ese último día de primavera, dio instrucciones a Hongniang de que llevara a Yingying de paseo alrededor del templo y la animara. Mientras paseaban por el salón principal del templo, las dos damas se encontraron con un joven.

Su nombre era Zhang Gong pero era más comúnmente conocido como Zhang Sheng, que significa "Estudiante apellidado Zhang". Era natural de Luoyang. Su padre había sido Director del Consejo de Ritos, pero sus padres habían muerto por enfermedad hacía varios años y ahora se dirigía a la capital para pasar el examen del Servicio Civil Imperial. Había ido a Hezhong a visitar a su viejo amigo Du Que, que era como un hermano desde la niñez. Pero Du Que había decidido seguir una carrera militar en lugar de la política. Du obtuvo el primer puesto en el Examen Militar Imperial y ahora era general al mando de un ejército de cien mil soldados encargados de guardar el Paso de Puguan. A causa de la apretada agenda del general, Zhang Sheng no pudo reunirse con él, así que se dirigió a los suburbios para buscar alojamiento y pasear un poco. El posadero de la posada en la que se alojaba le habló del famoso templo real de la ciudad con pagodas Sarira y salones lacados, así que decidió ir a verlos por sí mismo.

El monje Facong salió a recibirlo a las puertas del templo. Habiéndole ofrecido asiento y una taza de té, Facong se presentó como uno de los discípulos del abad. El abad había salido y aún no había regresado, y había pedido a Facong que recibiera a los visitantes en su nombre durante su ausencia y que le informara de ello a su regreso.

–Vine hoy a presentar mis respetos a Buda y visitar al abad. Como no está aquí, tenga la bondad de enseñarme el templo –contestó Zhang Sheng.

–Encantado –respondió Facong. Con estas palabras salió de la habitación con Zhang Sheng. Llevando todas las llaves del templo, abrió las puertas de la sala de oración, el campanario, el jardín de la pagoda, el salón Arhat y y otros lugares sagrados del templo. Zhang Sheng no pudo evitar maravillarse por la magnificencia y exquisitez de los edificios.

Mientras hablaba, la pareja caminaba por los corredores serpenteantes hacia el salón de Buda donde oyeron las voces suaves de dos jóvenes. Zhang Sheng vio entonces a Yingying y a Hongniang salir de las sombras debajo de los árboles. Estaba claro que una era la doncella y la otra su señora, las dos tan hermosas como diosas bajadas del cielo, particularmente la señora. A pesar de sus ropajes blancos de luto y su cara golpeada por el dolor, su elegancia de movimientos y su encantadora figura la convertían en una belleza tan maravillosa que Zhang Sheng se encontró perdido. Había leído sobre bellezas famosas anteriormente pero esta era la primera vez que había contemplado con sus propios ojos tal celestialidad. Al ver al atractivo joven en trance por su belleza, la propia Yingying empezó a sonrojarse.

Zhang Sheng se volvió a Facong:

–¿No estamos en un templo? ¿Cómo es que creo que veo a una mujer como un hada que no se puede ver en la tierra?

Facong sonrió:

–Está sobre la tierra. Es la señorita Cui, hija del fallecido Primer Ministro.–Luego relató a Zhang Sheng lo que había ocurrido antes y tras la muerte del ministro, añadiendo que Madame y la señorita Cui se alojaban en el templo durante un breve período. Esta información provocó en Zhang Sheng un prolongado suspiro.

Al ver a estos extraños dirigirse hacia ellas, Hongniang condujo a su joven señora al exterior del salón de Buda. Yingying se giró para darle un último vistazo a Zhang Sheng antes de salir. El joven se quedó quieto como en trance, mirando a la belleza que quitaba la respiración mientras salía despacio.

Después de salir, Zhang Sheng se giró hacia Facong y le informó de que pronto se iría a la capital a pasar el Examen del Servicio Civil Imperial. Planeaba quedarse en Hezhong para terminar de prepararse para el examen pero las posadas de la ciudad estaban atestadas y eran ruidosas, volviéndolas inadecuadas para el estudio. Entonces le pidió a Facong que le hiciera el favor de preguntarle al abad si le alquilaría una habitación tranquila en el templo donde pudiera repasar para el examen. Añadió que su estancia no sería prolongada y que pagaría bien.

Facong le pasó la petición al abad, que accedió, reconociendo la sinceridad de Zhang Sheng y dispuso que se quedara en una habitación en el patio trasero.


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