Capítulo IV
Pero Yang no se dio cuenta de que An Lushan tenía sus propios planes. Proveniente de las tribus bárbaras del norte, An era alto y fuerte. Aunque era un general de ejército voluminoso y de aspecto llano, cuya misión era vigilar la frontera, parecía tener estratagemas escurridizas. A pesar de lo humilde y ansioso que parecía mientras esperaba la sentencia de la corte, no estaba dispuesto a aceptar aquel destino que le proponían, especialmente después de conocer a Yang.
Yang Guozhong acudió al Emperador para informar del caso de An Lushan.
–Como Su Majestad solicitó, probé a An Lushan. Es realmente un hombre fuerte con buenas habilidades para la batalla. También habla al menos seis idiomas extranjeros, y es realmente una persona talentosa. Por favor, Su Majestad, ilumíneme sobre cómo tratar con este criminal.
El Emperador, que planeaba llevar a Yang Yuhuan al Qu río ese mismo día, simplemente deseaba ignorar el caso. Reflexionó sobre el informe de Yang por un momento y respondió: –Tal como está, puedes declarar mi decisión de que An Lushan sea indultado y se le reasigne un puesto en la capital para su posterior inspección.